te espero donde siempre, cuando se juntan mi amor y tus ganas, a la hora acordada dos inviernos atrás
Así comenzó Juana su carta de despedida, de un amor que comprendía, nunca iba a empezar. Por alguna razón lo seguía queriendo, porque quiérase o no sólo él la inspiraba.
No le contaba a nadie, pero de vez en cuando bajaba dos paradas antes y caminaba cinco cuadras de más. Encontrarlo o no jugaba de excusa, y para escribir todas son buenas.
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