Gonnet, Manuel B.

A la tarde, después del almuerzo, me llevaron por primera vez a la República de los Niños, un parque temático y educativo construido por Evita y Juan Perón en los años cincuenta cuando El General Perón gobernaba el país y sancionaba una nueva constitución y ampliaba los derechos sociales y construía una casa cada ocho horas y cuando nacía un nene o una nena le mandaba una carta para decirle que tenía asegurada la educación y la salud.
Al final del día, después de pedir un deseo en la fuente -que se cumplió porque Perón cumple- después de entrar al museo de muñecas, de subir al tren fantasma y a la calesita, de ir a los autitos chocadores, de sacar fotos, de ver el atardecer, de comer panchos y pochoclos y garrapiñadas y gaseosas, para cuando estábamos listos para dar por terminado el paseo, nos sentamos en el piso de una cancha y miramos un rato las estrellas. 
De lejos llegaba el sonido de los juegos mecánicos iluminados y parecía una feria de esas que vemos en las películas de afuera con los puestos de kermes para tirar cosas dispuestas en estantes y ganarte osos de peluche enormes y comprar algodones de azúcar y comer helados de colores y subirse en vestido a la rueda de la fortuna y que se quede arriba y que el chico que te gusta te de un beso y que los de abajo aplaudan.

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